Mi amado, bebamos esa copa de fuego
para que nuestros sueños se encuentren
desvistamos la dulzura y luego luego
le robemos horas preciosas a la vida.
Sin conciencias sin tiempos
solamente el silencio completo
y el sonido de la risa.
El alma mía sin silueta rebelde.
Sin íntimas asperezas
sin pudor nuboso
sin recuerdos elegidos
sin puños apretados.
Y en un suspenso sosegado
entonces...
yo dejaré caer un verso de amor
después tu y yo
seremos magia bajo la noche.
Guillermina Covarrubias Medina
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