Con suspiros de magnolias se defienden las palabras
mientras el otoño sigiloso las calla con sus armonías
tomas mi café en las penumbras en tu ausencia
¡Y yo! me cuajo, el sabor de sílabas heladas de tu boca.
Entonces a la altura de mis sienes, cabecitas de pescado
se transforman en corazones rojos los dibuja mi pluma
con dientes afilados, arrancando el jirón del metal frío
puntuaciones ancladas se revuelven como café batido.
Ahora son caballitos de mar minúsculos se pasean
en mi borrador, me los imagino danzando en el azul
deformando las sombras, como se disuelven las siluetas
en mi lago sereno,fijándome en su intenso abrazo.
Las miro son parte de mi, aun en tu distancia se tejen
se hilan, son arañas escuchando secretos dulces y tristes
continuaran en mis venas como gemido de sangre rota
inagotable sed , relámpagos verdes, cantos del silencio.
Guillermina Covarrubias Medina
