En un minucioso análisis queriendo reconocer el sueño de la paz inventando divergencias en la visión retórica pesimista, de un círculo que no encaja en los resortes del eje terráqueo, malgasta reiterativamente buscando el exilio de su tierra, su América amarga burguesa, con las pulgas amaestradas haciendo su número de circo o tal vez como un transformista abigarrado en nirvana con injertos de una orgía verbal tardía, cansada llena de formas rotas mientras el dogma le escupe la cara como el pintor que lanza los colores sin ganas banalmente, así quisiera sustraer sus sueños maravillosos, para confinarse condenarse eternamente en los retablos de la realidad con la forma desformada de un mundo invisible condicionado.
Guillermina Covarrubias.
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