Siempre toca mi ventana, mi puerta, o tan solo aparece de repente a mi lado, lo hace a menudo cuando estoy sumida en mis escritos, me inquietan sus visitas.
Hoy toco mi ventana déjame entrar, te extraño, ¡me dice! estaba meditando para llegar a una conclusión, el año viejo, pensaba… me saco de las cavilaciones agolpadas en mi mente… esta vez la deje entrar no se, me pareció interesante saber a que había venido ¡que me contaría esta vez!
_ Hola Verónica, ponte cómoda mientras preparo café, creo que esta vez si tengo tiempo para escucharte, le dije con amabilidad .
_ En un suspiro seco, sentí que liberto la vida
Una cosa es recordar, otra cosa es el recuerdo sempiterno, ¡dijo!
Amargas luces, turbios espejos ¿Para que mirar el espejo retrovisor de la vida? de una senda que jamás podrá cambiar, Mascando limones agrios, y clavando espinas en historias viejas, que roban esperanzas, de aguas claras.
_La veía con ojos incrédulos tanto tiempo con su cielo plomo,
Pero no la interrumpí. ¡Paradigmas! Los esta enterrando pensé
La verdad nos hace libres continúo… decirla a quien pertenezca, aun siendo un suspiro silbante es levantar anclas.
Existen las rosas azules, hay dejarlas florecer en el alma,
_ ¡Creo empiezo a volar! Con los pies en la tierra ¡que paradoja ¡
He sembrado liras hoy estoy cosechando alas.
dificulte el eje del escenario, debo bajar el telón en despedida,
Sentí un abrazo fuerte…en un susurro lejano _me dijo quizás volvamos a vernos algún día.
Un pedazo de mi se iba con ella, yo toda, mis sueños mi poesía...
descubrí entonces que por largo tiempo había sido parte mi, o tal vez de toda mi vida.
Unos deseos enormes de decirle no te vayas, ¡quédate ! pero ella ya volaba...
Guillermina Covarrubias Medina
01/01/2014.
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