Eres el gozo que aun aturde,
un colibrí enredado,
que me atiza como lava
y vuelves a mi mente
que no sabe de olvido.
Y una lágrima terrestre
se confunde con la lluvia
mientras tejo en el aliento; un beso.
Giran en los vacíos son ecos
martillando la razón.
Duelen los acentos, duele la voz
pesan como un pájaro de plomo
riegan mi ventana
cabalgando por la vida.
Y tu nombre sigue siendo
pan en mis silencios.
te hice el guardián de mis latidos
y yo soy un crucigrama, sin salida
y una sombra de piedra
que no te puede olvidar.
me exiliare en el susurro, de las horas
para amarte con valentía
en todos los segundos.
Guillermina Covarrubias Medina
11/ 09/ 2017
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