Levanto mi copa, invito a la luna y a mi sombra, ya somos dos, los astros de las noches, aguardando el minuto para asaltar primaveras.
La brisa se rompe sobre mí, hace girar el cielo y la tierra en un arco iris de mentiras infecundas que se cortan en pedazos.
Así ocurre con los placeres de la vida, que se abren como un bostezo y también te muerden los talones y las cuerdas vocales, se pierden en un cielo falso.
Prensan las delicias del roció y la lluvia, que mojan mis vestidos entre las nubes grises, y que turba el centro oscuro de mis ojos.
Se rompe el equilibrio, en la ley de deshacer los nudos para volver de la Isla de Circe, a Ítaca en una chalana ultraligera, para desvanecer los Minotauros.
Pero no me rendiré,, a la melancolía ni a las sigmas vulgares que aturden las sendas y que se extinguen como los meteoritos, al contacto con el oxígeno.
Guillermina Covarrubias Medina
06/09/2017
No hay comentarios.:
Publicar un comentario