Te siento palpitar en mis sienes, aquí en mi rincón donde todo es mío, mis recuerdos, mis visiones, mis impulsos, en mis cafés negros humeantes que adujan la locura en lo que no fue, en lo que no se pudo. Lluvia caes como los sollozos de mi yo impreciso, no desertan y repercute en otras lluvias, en otras tardes de miradas, con mis manos de pañuelo, voy desintegrando los terrones y cada molécula que encripta tantos silencios, de mi voz callada que sembró grillos en un pétalo de tiempo.
Cada gota repiquetea en mi yo, que escribe, mientras mi gato ronronea en mi falda, miro el mundo a través de la ventana, el farol de la calle me temporiza, y me conforma, lo veo, entonces repleto de rocíos que lo atosigan desde el cielo aún su luz resplandece.
Mientras tú te deslizas en mis trastornos, que se quebrajan para traerme, a manotazos a la cordura de ciclones y almíbares en mi cántaro, con tus alas humedecidas y las hilachas de viento que esparcen las semillas en esta clara razón de lo absurdo; ya no somos y despierto.
Sigo aquí en mi rincón, rodeada de libros, recuerdos y mi fiel gato peludo que abriga mis piernas y me vuelco en cada átomo cristal como si fueran tus brazos en la tierra afanosa en tu canto que no cesa, mojo mi cabello para traerme de vuelta sin deserción, necesito existir en el espacio que fui prestada espero mañana despertar *cantado bajo la lluvia*.
Guillermina Covarrubias Medina
19/08/2017
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