8 ago 2017

ENGENDRANDO EL ALBA. ( Surrealismo Neo barroco)








Han caído setenta y dos hojas de la higuera, y las lunas llenas no son el verso, sino el crujido que han recogido uno por uno, esos ecos rebosados profundos que una vez albergó mi aroma de espantapájaros, cuando la vida dolía y la desdicha la cubrían píldoras nefastas.
¡Oh muerte no quisiste mi alma! y me reflejaste al espejo que me mostró mi viejo presente y me convirtió en semilla para dar frutos, Entonces vuelvo a caminar con mi abrigo rojo, hacia la caja de pandora, se esparcen en la atmósfera los espacios, los tiempos, el silencio se hace huésped de gritos mudos, que solo mi higuera comprende.
Aun mi corazón nada contra la corriente, que lo aprieta en un dulce remolino que no deja de girar en este cuerpo, con esos indescriptibles sueños que no se cayeron del mundo, vuelan en lo que soy y lo que hubiera sido sin este amor mío que no es materia, ¡si al rememorar desasieres, libertades en mi albedrío, ¡pido indulgencia!, pues entonces fantasearía convertirme en agua porque ahí es donde nunca quedan huellas.
Con la claridad y la enjundia que hoy rompen el pensamiento, te recuerdo con tus ojos buenos, en el último beso, un café con sabor a navidad y el último abrazo que conservo en el tiempo que perpetúa mi canto, aunque reclama las travesías del alma, no, no puede callar…
*Déjame estar siquiera en la distancia*
Sin dudas enloquezco cuando los impulsos del corazón transforman los recuerdos en palabras, que juegan en las neblinas de la poderosa razón o sinrazón, que es creadora de la vida mía”.
Siempre será nueve de agosto ¡Dios aunque no fue tu voluntad! Perdón pero no me arrepiento, entre soñar y despertar me quedo con los sueños, en mi libertad prisionera, que conserva el más hermoso de los misterios y yo seguiré sin estación en el tren a carbón de la constelación de capricornio.



Guillermina Covarrubias Medina
09/08/2017

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