Vientos desatados salan mis raíces
palpo, en la oscuridad mi sombra
puedo ver mis propios fantasmas
que hunden en mi carne su espina dolorosa.
La soledad, se llamo amor
solo fue una canción sin nacer
que recogió los restos de mis sueños.
En mis secretos de luna.
Aprendí a escribir el nombre que amaba
alguien, a lo lejos gritaba mi nombre
y dormí en el agua silenciosa de locura
en las campanulas de espinos nuevos.
Llego la vida a ese árbol sin regar
para deshojar la tormenta de los días.
Y le arranque la envoltura del silencio
quise en las auroras despertar mis labios.
Mentiras- mentiras -mentiras
como la densa niebla amarga
carnívoras eran tus palabras
encontrarás mi nombre en las piedras.
Guillermina Covarrubias Medina
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