9 sept 2018

Una taza de café (prosa barroca)



Vuelan los fantasmas chirriando sus cadenas, y esta rancia bravura, se abre como hogaza de trigo con huellas en el alma, porque en el cuerpo se desvanecen, como un paisaje que se admira desde un tren, pero dejando tocado el corazón y en mis alas limitadas clave esperanzas y azúcar en mis canas.
El sexo solo era una metáfora, nada más un verbo, un puño que no golpea, pero daña, que se quedó tan solo en “veinte poemas de amor y una canción desesperada”
Cual huracán que se avecina, presiente, enciende cada día la atmósfera, corren por mi sangre por mi cuerpo las sagradas bestias. Amar es estar triste y alegre, gloria y condenación, un poema de amor, un destierro alucinante, con los ojos vuelto hacia el alma, noches de fábulas, un soplo de brisa ligera, una lumbre fugaz, y los ojos se baten como pájaros, en un agua salobre. Nada queda de la imagen arcaica de mí misma,


Guillermina Covarrubias Medina
09/09/2018.

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