Esta tristeza de sentirme humana
pasa como un ciclón y me hace sombra.
Hasta el mar calla sus olas de alondra
y deja mis ojos mustios de nada.
Esta noche de sus pliegues se ufana
dejando el rastro oscuro hasta en la alfombra.
Hoja parvula es mi andrajo de enana,
y el silencio me muerde; más no asombra.
Este otoño que nubla mi paisaje
y yo quiero anudar está torpe alma,
a mis pasos arcanos; ir de viaje.
Ser la imagen, la voz en los espejos
tan sólo ser una hebra luminosa
en los retazos de mis años viejos.
Guillermina Covarrubias Medina
16/05/2018
Hermoso versar en tu soneto. Un abrazo.
ResponderBorrar