21 jul 2017

A ORILLAS DEL SUEÑO.










Se deshuesa la noche
y un canto bajito
en mudos silencios.
Revolviendo las sombras
en el hueco de las manos,
no se puede apagar
el roce de los dedos.
Y con los sueños tendidos
por las noches vuelo,
sobre aquellos madrigales,
sin recuerdos ni miedos
sin canas ni relojes.
Mi boca como la sed
se eleva en un pedazo
de universo,
vibra, zozobra,
así retengo el aliento
y el sol a plena piel.
Es mi sangre como tinta
nacida de madrugadas,
en un pedazo de tiempo.
Aún escucho el silencio
se vuelve grande
y pequeño
y de tanto en tanto
lo arruga el recuerdo...
en una almohada en blanco.



Guillermina Covarrubias Medina

20/07/2017

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