28 may 2015

EL TATA BETO HOMBRE DE MI TIERRA


HOMBRE DE MI TIERRA
Del libro los Silencios del alma año - 2012

Viejo campechano ilusiones vas creando
abriendo el corazón, vas surcando
plantando sabidurías de colores
sacando vida al suelo
las tierras de tus amores.

Con una pala y un arado
sacando el pan del trigo dorado
ese pan que en la mesa del hombre
sale de tu terruño amado

Con una pala y un arado
viejo campesino les has enseñado a tus hijos
amar la tierra con gallardía ¡mire! ¡mijo!!
este suelo le dio la vida el pan, DIOS lo bendijo
no desprecie nunca su campo, sus raíces
defiéndalo, nunca se avergüence de ser un huaso
pues esta tierra me dio sinsabores, también perdices
no permita que un BRION venga ,se la robe.


Con una pala y un arado
el Campesino,
es el ayer, el hoy, y el mañana
es el agua en el vaso
que no apaga la sed incesante
de ese huaso caminante
con sudores plateados,
bajo la lluvia, o el sol abrasante
no hay fiestas ni feriados
que lo alejen, de su tierra
como un fiel ¡ amante ¡


Con una pala y un arado
Y su caballo CHIP
¡arre! resuena en el viento
Jamás acabara su sembrado
sus frutos, serán su contento.
Ese es mi huaso chileno
ese es mi huaso acampao.




Escrito hace dos años, con la idea de publicar sus cuentos.


Por allá por los años 1972 en Tinguiririca, un pueblito en la sexta región conocí a Don Beto, de inmediato me simpatizo a lo largo de estos años se puedo decir que lo quiero mucho, ha sido un hombre bueno y agradecida de el, por ser el abuelo cariñoso con mis hijos.
Don Beto, un arca de conocimientos de la zona, hoy casi de noventa años, aun tiene ganas de reír como antaño cuando contaba sus cuentos a la orilla del fuego en esas noches lluviosas de invierno en el campo, ahí donde las gotas caen mas tupido y son mas grandes, quizás por el silencio, rodeado de la familia ,hijos, nietos que iban de la capital, a ellos les encantada escuchar los cuentos del “Tata Beto” son tantos y tantos que hasta se podría escribir sagas, si parece que hasta lo veo sentado en una pequeña silla con su sombrero negro atizando el fuego, sacando brasas para calentar los pies, sus payas al instante con la picardía del hombre de campo que brotaban en las mas sonoras carcajada , de los que estábamos alrededor y las suyas propias, luego se ponía muy serio y empezaba sus historias, como si las tuviera a flor de la lengua, nos transportaba a mundos de brujos y hadas, todos los presentes guardábamos silencio, “de donde saca tantos cuentos le pregunte un día, y el respondía mi padre decía, que su padre, que su abuelo contaba...y así sucesivamente.
Nunca aprendió a leer eso hacia pensar que no los había leído, entones supuse que eran narrativas orales que fueron de generación en generación, admiro su memoria una joya, con nombres y detalles, a su manera los describía como si los estuviera volviendo a vivir.
Siempre pensé como no grabé sus cuentos y anécdotas de viejo campesino en todos estos cuarenta y dos años, la riqueza de esas narrativas que nos trasportaban al pasado, y lugares que aun existen como “pueblos de los ratones,
Todas narraciones de Don Beto, quedan plasmadas en la retina después de escucharlas, me quedo absorta, me maravilló del talento de este hombre de campo, de tomo y lomo que no sabe leer ni escribir, sin embargo es un tesoro de experiencias, cuentos que nunca en ninguna parte los había escuchado, además de su invalorable memoria.
Viejo lindo, cuanto te queremos, tus historias, seguirán de hijos a nietos y a bisnietos y tatara nietos, mas de alguno dirá, dice mi padre, que decía su padre, que le contaba el tata Beto...y no son mentiras iñor...
Hoy el tata Beto, ya no ríe, ya no cuenta historias, a orillas del fogón, cada día que pasa, la vida le quita un suspiro....



Nota de la autora

Con mucho orgullo el es mi suegro
Don Norberto Enrique Leiva Caceres


No hay comentarios.:

Publicar un comentario