Imagen tomada de google
La confusión abre sus brazos
tan fríos, como el invierno,
apolillan las inquietudes
tejiendo luces necias,
a veces vacías de siglos
a veces llenas de silencios.
En las agujas de un reloj.
el espejo se llena de arrugas
y en las células
Prólogos y epílogos
y la disparidad entre
hacer el amor y sexo.
Los ojos se llenan de aguas
tiznadas como la noche
y las ilusiones rosadas
se las van comiendo
los pájaros en fragmentos,
mientras, de barro, reseco
los cóncavos y convexos,
asilan el viento adentro,
que me llena la garganta de aire.
Guillermina Covarrubias Medina
22-05-2015
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