14 nov 2017

INCERTIDUMBRE


A veces soy un pequeño punto que se ha extraviado de la historia, busco vasijas para guardar el recuerdo de tus ojos que puse en el espejo, donde mis ojos eran invisibles con el tiempo a destiempo y se destruye el calendario, se evapora el mundo con la garganta apretada en espumas siderales, pues siempre el cielo, es cielo y la noches son oscuras, el viento es solo viento y la lucidez, una profunda herida. También la lluvia es cómplice ordena los restos de un naufragio ahí, donde las ideas se me colaron del cuello, tiembla mi cuerpo igual que aquella tarde que abrace hasta perder los brazos, mire hasta cerrar los ojos guarde en ti, mi corazón nuevo. Solo quien ha besado con el alma sabe que un beso es inmortal que siempre estará ahí detrás de las pestañas. Pero no se pisan jamás las mismas huellas, pues todas las sombras se deshacen con la nieve, quiero que el sueño venga y se quede quietito, porque desconfió de mi sangre callada, de la pasión humana. Estoy tan lejos y tan cerca como yo misma vestida de vacíos, me canso de vivir las excusas de mis secretos hundidos, intento cruzar el espejo, el otro lado, me dice es demasiado tarde y entonces me quedo con los días que no se niegan fabricando migajas de pan entre los dedos.
Sin embargo y recuerdo las tardes de mi adolescencia que se extienden en caricias, vuelven las voces infantiles, ante mis ojos yergue la frondosa higuera y las hortensias que me llenan las manos de colores, y me convierto en un gran pez, esperando que suba la marea para soñar todas las historias sembrar semillas en mi mundo, tatuar mi piel de amapolas, llenar de amor hasta mis bolsillos…entonces vislumbro la ruta a Ítaca... pero mis pulsos están cansados.


Guillermina Covarrubias Medina

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