La noche de amante poeta, en la sima de su sonrisa con ese
sabor sabroso, tendida de espaldas y llenos de flores los sesos.
La cabeza barbotea , un huracán , un monstruo gimiendo turbado de espantos en un trípode de huesos, cubierto de blasfemias el papel cuchichea, con guiños
y señas, el lápiz como un verdugo ejecuta, ahí donde las arañas hacen
laberintos con hilos de plata , entrelazan aullantes en dulces miradas las
curvas huecas en mis dedos y las pupilas en el confín del universo ,
pisando el césped, el corazón... el corazón lleno de rosas náufraga así un barco de papel y la garganta
se levanta fugaz así el cuello del cisne negro.
Son gusanos de seda serpentean, me acarician el alma entonces son montañas no
puedo evitarlas, porque están en los pliegues de mi pulso conjugando el verbo
amar, en el tic tac de todos los tiempos.
Guillermina Covarrubias.
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