
Te hallé en el ocaso de las penumbras
prendiste mis mejillas en las brumas.
Mis ojos florecieron en luceros
mi boca se lleno de tibios besos.
Más este recuerdo tuyo; es mi llanto
enjambre y lazos de palomas mudas.
No siendo mío; aún así me desnudas
¡quería amarte… pero nunca tanto.
He perseguido tu ausencia cantando,
eres lámpara y sombras del recuerdo
y el querer se volvió melancolía.
Corazón cansado viejo y se agita,
en locuras y un poco en poesía
tocando el cristal; esperanza mía.
Guillermina Covarrubias.
29/07/2011
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