12 sept 2019

Garabateando


Qué sabe nadie
que el unicornio brilla
la luna mía.
Guille.

La noche sucumbe llena de ojos que miran por todas las hendijas, esparciendo las epíforas en los cuadros, en las cortinas y en cada pliegue de las costuras avasalladoras de las corrientes marinas que transfunden, las simas del holocausto del pensamiento, y se escapan los dragones rosados bufando, resoplando las esporas. Y una danza de marmotas se amontona en el ciempiés que trajina las montañas receptoras,, mientras venus se emperifolla reciclada para Zeus, entonces revuelvo y vuelvo a la mitología púber lloviendo a cántaros entonando la marcha nupcial mientras se confunde apabullada en un vals acaramelado en las estrías sin nacer, y las riendas de los unicornios se encabritan descabellados irracionales en la farándula de las hormigas cual aquelarre... y la noche sucumbe.


Guillermina Covarrubias Medina

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