7 ago 2018

Un viaje inflexible



Como un avión atómico
los fantasmas
se encajan por la sangre
que carcajea desnuda,
en los sueños que se escapan
por el hueco de las pupilas.
Los silencios hacen ruidos
con los ardores del abecé
en esas callecitas
oscuras de la mente.
El eco de tu aliento
retumba en mis polleras,
rimbombante.
Así el cielo cuando teje cortinas
de lluvia y gotea su amargura.
Los años vuelan
como el viento,
y tus ojos pequeños
aún hacen morada
en mis ojos.
Son resplandor del sol
entre las nubes
grises de los huesos.
La soledad cierra
los puños y te atrapa,
está intacta de ti,
aprisionado entre mis brazos
haciéndote mío,
entonces no me importa
ser un murciélago
la oscura maleza,
en tus manos de crespúsculo
y fuego, bajo el ruiseñor
que se hace vaivén en el exilio.
No siento vergüenza,
no te elegí, no elijo los sueños
como la pintura de mi rincón.
Lo imposible no pide permiso
se instala en la coyuntura
de los pensamientos, sin pensar,
el olvido juega a los ensayos
de ese beso que se hizo poesía.


Guillermina Covarrubias Medina
08 /08/ 2018

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