24 ago 2018

Tristezas bellas.



¡Oh corazón abierto!
chispeas como una estrella,
le das frutos a mi silencio
a mis tristezas bellas.

¡Sin verte yo te veo
sin tenerte yo te sueño!
Se me hace pedazos el silencio.

¡Ay Dios cómo se amontonan
las gotas en mis pestañas!

Te llevo clavado en el alma
llenas a puñados mis vacíos
y no puedo gritar,
y no puedo gritar
que eres el léxico
y la luz de mis pupilas ciegas.

Me comparo con una abeja
bebiendo la miel de tu beso,
bajo la luna dormida
desafiar tus designios
ser una Elfa traviesa.

O una pajarita de papel
suspenderme al calor
de tu arrullo,
en tus alas imaginarias,
dónde aprendí a ser feliz.

Guillermina Covarrubias Medina
21/ 08/ 2018

18 ago 2018

Luna creciente de agosto (Barroca)



Yo te oigo con mis ojos
y mi pluma gime baladas
en el túnel alucinante,
es como el viento en las velas
y me roba el reposo.
El trigo de a puñados,
se mete en las grietas
de mi tierra sembrando
nostalgias en el alma.
Mis manos descalzas buscan
los amaneceres falsos
para que no existas,
en mi corazón, que se cuaja
en la punta de los pechos,
imaginando tus dedos
teleféricos en las lunas del espejo.
Un beso estrellado cruza
mis labios enrejados,
como un relámpago rompe
en dos la claridad, el juicio.
Mueren mis pasos,
se separa mi sombra,
vuelan las visiones,
las metáforas, entre la luna
creciente de agosto.
Intento refrenar el remolino
en la espesura de este silencio
que me habita.
Tal vez algún día me encuentre,
en ninguna costura del mundo,
o tal vez cuando florezcan.
las camelias blancas y rojas
ahí donde la vida no es una mentira.

Guillermina Covarrubias Medina
18/08/2018

15 ago 2018

Dónde puedo oírte



Te lo contaré en silencio
-dónde puedo oírte-
dónde me abandono a tu cuerpo
devorando tus labios
y me penetras de relámpagos
nutriendo mi pulso.
Te siento así en el pecho
una hiedra que trepa
deslizando tus misterios.
-dónde puedo oírte-
y te quiero cuando estoy libre
y te quiero en las horas
que se amontonan
en los luceros haciendo ronda
con el aliento de tu boca.
-Dónde puedo oírte
una y otra vez-
enredado en los hilos del reloj,
me rodeas como el mar
con tus olas
y juegas en mi cuerpo
domesticando mi paisaje.
En silencio entretejo mis pecados
ahí muere, la oruga torpe
con la cabellera en desorden.


Guillermina Covarrubias Medina
15 / 08/ 2018

7 ago 2018

Un viaje inflexible



Como un avión atómico
los fantasmas
se encajan por la sangre
que carcajea desnuda,
en los sueños que se escapan
por el hueco de las pupilas.
Los silencios hacen ruidos
con los ardores del abecé
en esas callecitas
oscuras de la mente.
El eco de tu aliento
retumba en mis polleras,
rimbombante.
Así el cielo cuando teje cortinas
de lluvia y gotea su amargura.
Los años vuelan
como el viento,
y tus ojos pequeños
aún hacen morada
en mis ojos.
Son resplandor del sol
entre las nubes
grises de los huesos.
La soledad cierra
los puños y te atrapa,
está intacta de ti,
aprisionado entre mis brazos
haciéndote mío,
entonces no me importa
ser un murciélago
la oscura maleza,
en tus manos de crespúsculo
y fuego, bajo el ruiseñor
que se hace vaivén en el exilio.
No siento vergüenza,
no te elegí, no elijo los sueños
como la pintura de mi rincón.
Lo imposible no pide permiso
se instala en la coyuntura
de los pensamientos, sin pensar,
el olvido juega a los ensayos
de ese beso que se hizo poesía.


Guillermina Covarrubias Medina
08 /08/ 2018

3 ago 2018

Siempre amanece.








Las estrellas de la noche
se vuelven siemprevivas
aguzan a escondidas,
todo mi ser sucumbe.
Y desde mi rincón sin horas
las encuentro; como yo,
más allá horizonte
alucinando sueños.
¡Rompen cauces ¡
me escriben tu nombre
y todo se vuelve íntimo.
Se abren a los colores de agosto
inunda los vitrales del pensamiento,
con ese olor a tarde de invierno.
Vuelve la fragancia
agridulce de tu piel,
envuelve como un cisne
con su cuello en mis arrugas,
donde los grillos encubiertos
palpitan tus besos,
más allá de la creación
de algodones y nubes.
Se ahoga mi café
olvidado en el escritorio,
entre las cortinas, miro,
su corteza envejecida,
a la cómplice de mis silencios
y me golpean, me traspasan
hasta los suspiros de mi higuera,
la luz entra por mi ventana.
Amanece.




Guillermina Covarrubias.
Agosto 2018.