13 oct 2017

IRREMEDIABLE




Déjame que te halle;
como cuando eras mío
en ese signo de cálices,
cuando viajo la noche.
¡Ahí donde! tus alas
cobijó mi sombra,
extraña , prestada
y me sonrío el alma.
Se me excita la sangre
es más fuerte que
la templanza,
cuelgo como una hoja
que calla en suspenso
y el alba se llena de frío.
Tiemblan, sudan la manos
mi pensamiento
silvestre, se dobla
y a una gota acusona
aprietan mis pestañas.
Quédate en mi triste pecho
con el ruido de la añoranza,
en mis apretujados puños
en toda la vida, de mi otra yo.

Guillermina Covarrubias Medina
13/10/2017

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