10 may 2017

Preguntas y respuestas







Después de varios días sin entrar a Facebook, este me pregunta que estoy pensando, como me gustaría volver a los tiempos de niña, imaginando el mundo al revés colgada de los pies de aquella higuera de mi infancia.
Hoy piso casi los 60 y este es un fragmento de “Luz y Sombras Verónica y yo”

Fragmento

Me veo colgando de los pies de la higuera del patio, donde veía todo al revés de aquella casa grande donde vivía rodeada de primos varones lo que me hacía sentir segura ya que ellos eran muy protectores. (Será por eso que me inclino a tener amigos varones).
Así transcurrío gran parte de mi infancia, hoy quedan solo los recuerdos de esa niña pá ná femenina, con su tarro lleno de bolitas de piedra, un As para el juego de hachita y cuarta y los tres hoyitos, aquella que hacia bailar el trompo como ninguno de los chicos del barrio y en el tiempo del volantín era la primera curando hilo, con cola y vidrio molido, de ampolletas que se trituraban y luego se pasaban por las medias viejas de seda que le sacaba a mi madre y que más de una vez me lleve un tirón de orejas.
Era la mayor de tres hermanos, muy curiosa, obstinada, intrusa y preguntona mi ídolo era mi padre, me encantaba estar siempre junto a él cuándo realizaba ciertas labores, así aprendí algo de mecánica, construcción, zapatería, electricista, a lo cual mi padre no podía negarse a responder mis preguntas y dejar que le ayudara en las tareas netamente masculinas.
Tampoco tuve miedo en ponerme los guantes de box y desafiar al gato Felix que le saco la ñoña a mi hermano, que era el campeón de la cuadra, no valieron los ruegos de mi tío Dino quien organizaba los campeonatos, (hoy es una federación de box amateurs) ante mi porfía y obstinación na que hacer, ¡bravo el gato!, a pesar de los moretones en mi cara me coroné campeona nunca más volví a boxear.
Así fueron quedando atrás los juegos, las bolitas, el trompo, los volantines, la pelota, cambie los pantalones que mi madre me obligaba a usar,- para que no se te vea el poto me decía
Y de chiquilla traviesa me convertí en adolescente sin darme cuenta, los juegos y aquellos sueños inocentes de encontrar en los requeríos del mar una botella con una genio, se desvanecieron para empezar a soñar con el chico más guapo del barrio, ese moreno que a todas las chicas volvía loca.
Hoy en la madurez de mis años, los puntales han sido dos personas que han marcado hitos ,mi madre mujer sabia y maravillosa, de la cual aprendí a coser, tejer y bordar, el amor desmesurado e incondicional por los hijos y de mi padre que nada es imposible, todo, todo se intenta mil veces antes de decir no puedo, enseñanzas que me han servido en el trascurso de la vida que no ha sido fácil.
Nadie hubiera imaginado que esa chica,de pantalones , es la mujer, la mujer de hoy, soñadora , apasionada.

Guillermina Covarrubias Medina

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