Un grito que resuena en el silencio suspendido
en el espacio metafórico donde mi yo, no existe,
es un pozo árido que va socavando los sueños
y las flores del jardín del alma van marchitando
el brillo que se rinde en el gris de esta tierra extraña.
Arde la soledad en las sombras de un vientre vacío
con esa sed de odas silentes con los labios agrietados
y este maldito abecedario que no cesa en la garganta
semejante a este anti paraíso, donde soy solo un latido
que desfila en las huellas de un libro de reflejos quebrados.
Las sombras de un ayer que se aleja como mi higuera
donde mi angustia se posaba en su savia y su nobleza,
tú, también te has ido, otra vez van cortando la noche
los grillares con sus partituras de sinfonias melodiosas.
¿Donde están las raíces de las risas compartidas?
solo en fotos y recuerdos de versos con la voz al viento
en esos marzos y agostos que la vida me hizo correr,
las nolgalgias vagan en los muros, como en la lluvia
que se filtra por las hendijas de las cuencas mudas
de la mujer de harapos y paja de rastrojos y de olvidos.
Guillermina Covarrubias Medina.
Diciembre 2025.
DDRR.

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