Leo y releo tantos poemas
que le he escrito a tu sombra,
aun cuando cambié
de sitio mi rincón.
Tu nombre sin nombre
así como cuando viniste
se detuvo el tiempo,
y acuño el sello
de tu voz en mis pupilas.
Qué hará mi balcón
con ese silencio ruidoso,
y los poemas no se forjen,
cuando se oxiden
los recuerdos,
con el tañir de las campanas.
Vegeto en tu nombre
los labios se estremecen
aplastan la lejanía,
borran la línea
entre dos puntos;
igual la distancia ruge.
¡Ay si pudiera!
desinflarla como un globo
le clavaria cien espinas,
mi cuerpo se fuga
a gritarle al silencio
y mis suspiros añejos;
le rompen las hebras al viento.
Guillermina Covarrubias Medina
14 febrero 2021
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