Aunque los años mueran
jamás serás olvido
Yo
Un pájaro herido era más liviano
de los andrajos y las piedras,
que mi desvelo envolvió.
Tantas veces, se desnudo la higuera
otras tantas de esperanza se vistió,
me quede huérfana de espera
¡en la carta que nunca llegó!.
Me fui muriendo de mañanas
era como tumba mi voz,
yo, pegada a mi ventana
despojando tu ausencia,
con el agrio perfume, de la muerte,
donde se cierra el granado en flor.
¡Nada es para siempre!
aunque tu signo, sea
agosto en mi pecho, tu nombre,
mayúscula en mi sombrero,
y en la lluvia un paraguas al revés.
Ya eres la tormenta lejana
tan solo un soplo de viento,
un destello en el brillo de Orión.
Miro por la ventana
otra vez vestida está la higuera.
Guillermina Covarrubias Medina
03/12/2015/
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