10 nov 2015

EN LAS HOJAS DEL CALENDARIO






Cuantas nubes han pasado y tú corriendo en mis venas, profanando los sentidos en mi sangre ajena que se detuvo en tu errante fuego, como un secreto abierto, caminando en el silencio y el olvido. Era yo la cintura de tu guitarra y como el temblor de vino en la jarra, se destiño sin tregua el sosiego, las tinieblas de poblaron de espigas calladas de otoños y tu voz aún es fruto de las noches,crece en los sueños de luna y en las silabas tardías, hablando, inventando tu sombra con mis años.
Mientras las manos mitológicas son remos mutilados en amores disfrazados en las ondas del viento, frecuento el sol y las luces del crepúsculo con la boca deshojando claveles negros, más allá de tu silencio, no puedo dejar de amarte como el verbo pretérito imperfecto, que quebranta mi constelación de capricornio. Te quedaste en el brillo de mi pelo, en la edad vencida de recuerdos y en mis faldas de demonia estoica te llevo, vivo en tu ausencia como solista muda desde nace el poema hasta que cierra la estrofa, así puedo vagar en las estaciones del año, en la pasión de tu huerto en invierno, la sed que calma en verano, en las hojas perdidas de otoño, y en el rocío de primavera.


Guillermina Covarrubias Medina
08/11/2015.

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