Entre un reloj y el calendario
tu recuerdo me toca las mejillas,
en este espacio de árboles y agua
y el vacío desollando cada sílaba.
Una lágrima se rompe al caer,
cuando pienso con los ojos,
donde guardo intacto tu rostro,
y la ausencia de tus manos
a mi sombra de niña.
Llega el canto de los grillos
entre las verdes calas,
arrullo la forma de tus brazos
junto a mis sueños de mujer.
Se hacen huésped las palabras
sin llegar a mis oídos
que resuena en mi querer,
en la música de la acequias.
Con seis letras en la sangre
nacen nuevos los poemas
que otra vez huelen a ti,
como el murmullo perenne
de las aguas.
Guillermina Covarrubias
05/04/ 2024
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