Brilla diosa con tus curvas
claras para vestir de sueños
la rosa blanca que planté,
cuajada del rocío de mayo
en la quieta y fría mañana.
Mientras un gorrión trinaba
entre ramas y azahares,
mi boca mordió tu nombre
despeinó el alma mía,
aunque lo nieguen mis labios;
existes en toda la sangre
del torrente de mis venas
en las mudas horas vacías.
Ya del reloj caen sus manos
con cruenta alevosía,
los grillos dan serenata,
al crepúsculo que se acuesta
con sus flores de sombras
aromando la noche.
Zumban las ramas sin hojas
Croan las ranas como yo,
los susurros de medianoche.
¡Oh luna no te nubles!
no faltes a tus cinco ciclos
clona tu reflejo de luz,
a la rosa blanca que planté
pegadita a esta locura,
dibujaré en cada pétalo
con tinta de mis ojos,
la historia de un destierro.
Guillermina Covarrubias
24 de mayo 2022
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