Florece el amor silente
y el amanecer levanta
entonces la vida canta
y la locura es simiente.
Descalabra y ara la mente
todas mis lluvias trepanas
de cien años y mañanas
que he llevado en mi vestido
de tanto que te he querido
aunque callen las campanas.
Te recuerdo amor secreto
y como abre el girasol
su cara mirando el sol,
es mi corazón un reto.
Hemos firmado un decreto
al amante de una tarde
ese amor que sin alarde
vuela como mariposa
por los capullos de rosa
entra por las sienes y arde.
En el reloj permanece
estás en cada segundo
en este amor tan fecundo
en el tiempo no perece.
Se apega de mi pensar
como hiedra enraizada
que va trepando callada
asomada a mi camino
será que es mi destino
en esta senda equivocada.
Guillermina Covarrubias Medina
DDRR
Nota del libro Los silencios del alma
2012